Sunday, December 21, 2008

My blueberry nights

Pues sí, vamos a hablar de cine (o quizá no)


Hace muchos años, antes incluso de que me hiciera la foto del post anterior, inmerso en pleno fanatismo "post-Pulp Fiction", compré el VHS de una película "presentada por Quentin Tarantino". Ese VHS se llamaba "Chungking Express" y sí, yo fui de los que se enamoraron del cine de Kar Wai mucho antes de que "Deseando amar" se convirtiera en una película generacional.
Explico esto porque sé que en los próximos días, cuando hable de esta película, me voy a encontrar con la única actitud que odio más que la gafapastada; la antigafapastada. Desde que Kar Wai es un venerado por el círculo de Cahiers, hay casi que pedir perdón por reivindicarle y me vais a permitir, pero de "Honor de Caballería" a "Days of being wild" o "As tears go by" hay tanta distancia como de sus pelis como guionista de acción ("Flamming Brothers") a las que ha dirigido.

Tenía pocas esperanzas con "My blueberry nights", por la actriz principal lo primero (no era el mismo caso que Faye Wong porque la Jones me ponía de los nervios como cantante) y por el retraso en el estreno español. De hecho, hace casi 6 meses me dejaron la peli en un DVD francés y ahí sigue, sin haberlo visto desde entonces. Pero me lo he tenido que tragar porque la peli es una pasada (matizable) y me lo he pasado como aquel día en que me compré el VHS de "Chungking Express" con ¿14? ¿15 años?. La Jones está soberbia, Jude Law está tan bien como en "Closer", la Weisz no se ha visto tan guapa en ningún plano como en el que tiene con las gafas blancas, la Portman está decente (su personaje es el que más me toca las narices, amén del engaño que hay dentro de su historia) y el tipo ese que hace de policía y al que no tenía yo archivado en la cabeza, se merece todos los premios del mundo. Y luego, claro, Kar Wai, que recupera el pulso de sus mejores momentos.


Jamás me he creído esa memez, que no puede creerse nadie que haya estado a menos de 100 metros de un rodaje, sobre que Kar Wai rueda sin guión. Pero lo que sí demuestra su cine es que el camino más corto hacia una gran historia pasa por enebrar la puesta en escena dentro del guión y que hay películas que necesitan respirar y anteponer la situación a la narración (si bien, en este caso, situación y narración van de la mano).
¿A que me ha quedado un post la mar de gafapasta?, pues sí, pero de todas formas vamos a ver si nos vamos descosiendo ese término de la lengua, que estamos abusando tanto de él que el día menos pensado lo vamos a usar en contra de la gente que va al Reina Sofía.

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