El centro de todas las cosas

Lo primero que uno siente al entrar por la puerta es que está en el centro de todas las cosas. Yo lo he sentido hoy. Es un centro raro y extraño, porque no es el centro donde todo se genera; es el centro donde todo confluye.
Ahora trabajo aquí (mientras trabajo en otros lados, claro), en este viejo/nuevo edificio, antigua subsede de Tabacalera, en cuyos sótanos se almacenan volúmenes y volúmenes sobre la historia de nuestro cine.
Va a gustarme cruzar la puerta todas las mañanas, y no solamente por el dinero. Estaré en el lugar por donde acaba pasando todo, en una estación de paso donde todo para a dejar noticia de su existencia.
También va a gustarme salir por la puerta después de comer, porque a partir de entonces empezarán las otras historias, las que estamos preparando para un canal de pago. Eso tampoco me lo voy a perder.