Tuesday, May 27, 2008

Depresiones y tabaco y cintas de vídeo

Ayer le confesaba a un amigo que en más de una ocasión se me han saltado las lágrimas por culpa de la falta de tabaco desde que he dejado de fumar.

- Conociéndote, tampoco es difícil, me contestó

La verdad es que tiene más razón que un santo y quizá debiera haberme imaginado lo descomunales que iban a ser, en mi caso, las depresiones originadas por la abstención. Uno lee aquí y allí que dejar de fumar puede causar depresión o alguien te dice que pasó por una "sensación de vacío" pero nada podía hacerme imaginar la sensación con la que hoy me he levantado por tercera vez (llevo 27 días sin fumar). El vacío existe, claro, pero se filtra por todo tu cerebro y se aproxima más a una ruptura sentimental que a una vulgar sensación de tristeza. Pocas veces como hoy he puesto los pies en el suelo y he tenido tal cantidad de pensamientos negativos sobre mi vida, pocas veces he recorrido el pasillo de mi casa intentando buscar una buena razón para seguir andando y, menos veces todavía, he llegado a la cocina sin haberla encontrado.

Sin ganas de cambiarme de ropa ni de hacer nada que necesitara de un mínimo de inteligencia, me senté a pasar unos viejos VHS a DVD. Eran cintas provenían de un antiguo videoclub y, al estar grabadas con anticopy es imposible volcarlas a DVD si no se tiene un cacharro llamado Regenerador de sincronismos, que con la caída del VHS se dejó de vender en las tiendas... vamos, que como todavía tengo un viejo aparato de esos, son varios los conocidos que me piden que les pase algunas de sus cintas a disco, un trabajo que me encanta porque me permite copiarme para mi uso personal alguna que otra joya que jamás ha vuelto a ser editada...

De modo que, me tenemos a mi y a mi depresión post-tabaquismo, a una pila de cintas de videoclub y al regenerador de sincronismos (¡ah!, y a mi -horrible- pijama), ¿qué ha ocurrido?, pues que me he echado a llorar al ver los trailers (amigos y conocidos, abstenerse de recordarme esta entrada la próxima vez que nos veamos en la vida real). Recuerdo mucho la época de los videoclubs, con aquellos VHS cutres y con el tener que rebobinar (sí, claro, me ha encantado la peli de Gondry... no hace falta que nadie lo pregunte) pero había olvidado muchos de aquellos títulos que luego, la historia del cine y de las ediciones en DVD se ha encargado de borrar. Eso me ha hecho pensar en nosotros mismos, trailers de películas que uno disfrutó 1 y 2 y 5 veces, como esa de Steve Martin y Goldie Hawn en la que visitan Manhattan, y en que durante un tiempo somos importantes para 1 o 2 o5 personas, pero que la historia (y en casos, el buen gusto de ésta) nos barrerá a un lado, dejándonos morir cubiertos de polvo. Y lo peor de todo no será eso, lo peor será que un día, cuando creamos habernos acostumbrado a la situación, aparecerá un imbécil embutido en un pijama maloliente y, tras pasarnos por un regenerador de sincronismos, dirá "Joder, mira que era malo esto, ¿cómo podía gustarme?".

No tengo muy claro no haber dicho una gilipollez. Si lo he hecho, ha sido culpa del tabaco.

Si a alguno le gusta recordar tiempos de VHS, quizá le interese un blog llamado La abadía de Berzano

Poco más, me voy a la cama, a ver si se me cura la depresión. Antes os propongo que intercambiemos títulos de pelis que visteis en el videoclub y de las que guardáis un buen recuerdo, ( y también propongo un aplauso para la prima de Julia, que no sé muy bien por qué, se ha aficionado al blog y eso siempre es de agradecer).

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